Morgan en el estudio

Morgan, en su estudio.

 

 

“EL HUMOR ES UN BÁLSAMO QUE AMORTIGUA EL INFORTUNIO”

EL VIÑETISTA J. MORGAN REFLEXIONA SOBRE EL PAPEL QUE JUEGA EL HUMOR GRÁFICO EN LA PRENSA.

 

Está dibujando en su estudio en Gran Canaria pero no duda en responder al teléfono. “Tranquilo, es bueno levantar la cabeza de vez en cuando”, dice justo antes de que apalabremos un café que sirva como excusa para enseñarme su rincón de trabajo, donde cobran vida personajes ficticios, historias cercanas y denuncias que, casi siempre, afectan a gran parte de la sociedad. Pero tampoco se olvida de las minorías. De hecho, participa con viñetas e ilustraciones en el proyecto Gran Canaria Accesible del Instituto de Atención Social y Sociosanitaria del Cabildo de Gran Canaria.

Siempre me posiciono a favor de la igualdad de género y de la sociedad accesible para los discapacitados

Jesús Verdú Medida es J. Morgan (Las Palmas de Gran Canaria, 1963), un humorista gráfico de gran prestigio en Canarias y en España. Siempre está ocupado haciendo lo que le gusta: “Cuando te gusta algo, tienes que vivirlo con pasión”, comenta rotundo este dibujante de ironías que aprendió a golpe de errores, como todos los que empiezan desde abajo y que buscan crecer y mejorar en lo suyo. “Regalé muchos dibujos en mis inicios”, recuerda. “Hacía viñetas con cierta ironía y un periódico se fijó en mí y decidió publicarlas”. Y hasta hoy: más de tres décadas entre pinturas, críticas e ingenio para condensar la esencia de una columna de opinión en un rectángulo colorido con un par de bocadillos en la prensa. “Empecé publicando en la página dos del periódico, luego me cambiaron a la tres y ahora estoy en la 19”, comenta Morgan. “Mi mujer está preocupada porque pronto publicaré en la página de contactos”, explica entre risas este viñetista al tiempo que justifica estos “bailes” por las prioridades de los medios a la hora de resaltar unos u otros temas. “De todos modos, las secciones de humor gráfico son las más leídas en los diarios”, dice orgulloso. Actualmente colabora con el periódico Canarias 7 –al que llegó en 1983–, y con el digital VozPópuli.com.

 

Viñeta de Morgan

Latigazo humorístico al drama de la inmigración.

 

El periodismo y las viñetas son distintos, pero se complementan

No se considera periodista, pero está contento por saber que contribuye al trabajo de estos. “Son dos oficios que se complementan y que son necesarios”. En 2006 ganó el Premio Pedro Marcelino Quintana de Periodismo, en 2001 recibió el Premio al Mérito Cultural de la Fundación Colectivo Mafasca y el año pasado rehizo con el galardón a la mejor iniciativa en los medios de comunicación del Instituto Canario de Igualdad.

Morgan reconoce que el mundo en general y su mundillo en particular han cambiado mucho: “Casi todos los viñetistas tienen una profesión y empiezan a colaborar con algún medio y, con el tiempo, este acaba siendo su oficio”, asegura. “Hoy por hoy, las universidades y escuelas de Periodismo estudian las viñetas como un género más dentro de la profesión, de manera que hay recursos que no existían cuando yo empecé”. Morgan imparte talleres de iniciación a las ilustraciones y reivindica la “viñetoterapia” como género. Y también tiene sus referentes, que son sus compañeros y quienes lo precedieron: Antonio Mingote, Peridis, Forges, Quino, Máximo. “Todos te enseñan algo de su forma de trabajar”. Su humor y el de otros compañeros de Canarias, como Padylla, se puede disfrutar a bordo de 70 guaguas (autobuses) municipales que, en el interior, recopilan colecciones de estos genios del ingenio y el doble sentido y de un histórico isleño como Eduardo Millares.

 

Viñeta de Morgan

Vacaciones para muchos.

 

Con un panorama tan convulso como el actual, ¿no le saturan los temas sobre los que dibujar?
Hay ocasiones en las que los temas se acumulan, pero cada día se pueden recalcar con ironía varios asuntos. Ahora mismo estoy dibujando una viñeta sobre las nuevas medidas de seguridad en los aeropuertos y sobre los certificados que exigen para recibir ayudas sociales, en lo que es una nueva medida para burocratizar la pobreza. En cualquier caso, hay mucho sobre la mesa y trato de abarcarlo todo.

¿La viñeta es un artículo de opinión en forma de dibujo?
La viñeta es un género periodístico que complementa la opinión. Siempre digo que el humor es un bálsamo que amortigua el infortunio, aunque no deja de ser en el fondo una crítica inteligente. Al final es el lector quien, con su propia experiencia vital, hidrata la viñeta y le da sentido.

¿Es un género que permite aludir a temas que no son estrictamente de actualidad?
La actualidad manda siempre, pero lo cierto es que las viñetas son también un tirón de orejas. El humor gráfico tiene dos funciones: una función periodística, que es la de estimular la opinión de los lectores a través del análisis inmediato de la actualidad, y una función que busca hacer de consciencia social para reflexionar sobre la condición humana y remarcar los sinsentidos, las injusticias, las corruptelas, la hipocresía.

¿Y el viñetista se posiciona?
En la viñeta de prensa se hace un análisis crítico de la actualidad. A veces son más específicas, otras reivindicativas y otras de clara protesta, donde el viñetista toma partido por un sentimiento o una postura. Lo suelo hacer en temas como la desigualdad de género o la violencia machista y en la defensa de lograr una sociedad más accesible para los discapacitados.

¿Cuál es el proceso que sigue desde que tiene una idea hasta que la lleva a la viñeta?
El proceso se parece a un alambique en el que se destila la actualidad social, económica y política y se extrae la esencia, muy condensada, para expresarla de forma gráfica. La ironía que logro durante la reflexión trato de combinarla después con sentido común y sensatez para que pueda tener el efecto que quiero en los lectores.

¿Cómo ha cambiado la técnica a lo largo de los años?
El soporte digital ha cambiado todo. Antes había que llevar la viñeta en mano o enviarla por correo. Cuando apareció el fax, que yo llevaba unos años haciendo viñetas, me pareció toda una revolución. Pero era horroroso, porque a veces te llamaban por la noche para decir que no había llegado el dibujo, o que solo llegó la mitad porque se habían quedado sin tinta. Desde luego, nada que ver con la inmediatez de los medios digitales, no solo por la calidad que le puedes dar al dibujo, sino también porque si se produce algún tema de última hora puedes hacer y enviar rápidamente una nueva viñeta para que se publique.

¿Cambia su manera de darle sentido a las viñetas cuando dibuja para Canarias y cuando lo hace para el resto de España?
Algunas de mis viñetas usan un léxico propio de las Islas y tienen una interpretación socarrona, de la tierra, pero otras son universales y cualquier persona las puede entender, desde la que vive en Jaén hasta la que está en Cataluña o Galicia. De vez en cuando no acierto con una palabra, pero por el contexto se puede comprender el significado. De todos modos, no renuncio a ese interés de hacer una viñeta con una esencia canaria y que, a la vez, sea comprensible para todo el mundo.

¿Cómo aprovecha la inmediatez de las redes sociales para difundir las viñetas?
Las redes sociales han cambiado los efectos que causan las viñetas de prensas. Cuando empecé hace 33 años, el efecto que podía tener no iba más allá del ámbito de influencia de la edición del periódico regional, alrededor de 25 o 30 mil personas. Ahora publicas una viñeta y tiene una difusión extraordinaria que, por lo menos a mí, me sobrecoge, porque abarca un ámbito geográfico mucho más extenso. Que trascienda fronteras y alcance a mucha gente es una gran responsabilidad.

¿Se ha ofendido alguien alguna vez por cómo lo ha retratado?
En mis viñetas aparecen muy pocos personajes reales. A veces, si es un asunto político, aparece la caricatura de un político, pero trato de centrarme en los asuntos, que son genéricos. Lo curioso de los políticos cuando ven una viñeta es que piensan que hace referencia al partido contrario y no a ellos. Todos creen que hablas de los demás y nadie hace balance de lo suyo. Aun así, soy muy respetuoso porque no hago sátira con la persona, que debe ser respetada aunque sus opiniones no sean respetables. Supongo que si alguien se ofende es porque trato un asunto que no quiere que trate.

 

Viñeta de Morgan

El futuro que dejamos.

 

Morgan cree que el mundo de la viñeta está en auge. Combatir a través de pinceladas de color o enfrentar un conflicto serio con un dibujo de tonalidades grisáceas se puede entender como un acontecimiento que conlleva una catarsis instantánea que, en ocasiones, genera mayor conmoción que la motivada por la liberación de un torrente de palabras en la sección de opiniones de un periódico. Quizá sea porque llega a todos sin los filtros iniciales que activamos cuando una opinión llega del diario A o del Z; o porque entre risas las críticas se cuelan con mas facilidad; o porque, como afirma Morgan, predomina el pensamiento de que la viñeta se dirige siempre a los otros y nunca a mí. Pero, a veces, la alusión es tan directa para algunos que reaccionan como el pasado mes de enero en Francia, cuando asesinaron a los dibujantes del Charlie Hebdo por caricaturizar a Mahoma. Morgan, como otros tantos compañeros, se sumó, a través de la viñeta, a la condena del cruento acto terrorista, y dijo: “Un dibujo solo puede herir la estupidez de la sinrazón”.

Y como también dice este grancanario, mientras haya una injusticia por denunciar, la viñeta tendrá sentido. Mientras no cesen las desigualdades, la doble moral y la corrupción, ahí estará Morgan con sus sentencias breves y rotundas para zarandear las consciencias con la intensidad que el lector decida. Es el Pepito Grillo del imaginario colectivo, pero nosotros siempre pensaremos que su ironía se dirige a nuestro vecino y jamás, jamás, a nosotros.

 

Viñeta de Morgan

 
 

Tomás Galván
Periodista. Paracaidista.
@TomasGalvanM

Pin It on Pinterest

Share This