La luz, espejo del alma

Diana Festa

La niña de la cámara

A Diana Festa, joven madrileña nacida en 1986, de pequeña la llamaban cariñosamente “la niña de la cámara”. Un apodo que define a la perfección su pasión por la fotografía. Su sueño es dirigir películas algún día. Pero, por el momento, crea con con la fotografía, una disciplina que le da la independencia necesaria para poder expresarse.

Primero fue la compacta, realizando cortometrajes caseros, después estudió en Bachillerato fotografía, y a partir de aquí, se interesó por esta rama. Al terminar el curso recuperó la antigua cámara analógica de su padre y se dedicó a fotografiar en blanco y negro. Después estudió un ciclo superior de Imagen y se pasó al terreno digital. Este cambio del analógico al digital, asegura, fue un paso complicado, hasta que hoy en día todo lo que hace es en formato digital.

Lo que más trabaja Diana es el autorretrato. Concibe sus fotografías como vías de escape para sus sentimientos y pensamientos más profundos. Se ve a sí misma como una persona tímida e incapaz de expresar lo que siente con palabras y por ello ha buscado otro método para dejar salir todo lo que lleva dentro.

En su trabajo Diana trata la luz con mucho cuidado, juega con las sombras, dándole a sus obras unos volúmenes característicos que hacen que nos quedemos pegados a la pantalla (o al papel) durante un tiempo, examinando la obra para no perder ningún detalle. Los colores que emplea en ellas se mezclan armoniosamente dando un toque pictórico a la obra.

Podemos encontrar más fotografías suyas en:

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África Villén

Diana Festa

Diana Festa en un autorretrato.

Fotografías.

Ocho muestras.

África García Villén

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Soy África Villén, directora de fotografía de La Torre de Montaigne.

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