CÉSAR ALFONSO VIÑAS
Es un poeta atípico en estos tiempos que corren, ya que, en sus poemas intenta desentrañar enigmas del universo y cuestiones filosóficas de gran calado mediante una poesía de tono firme y rotundo donde los juegos de palabras y las paradojas son las mejores armas para contactar con el lector. Sus estudios de antropología y filosofía y la influencia de autores como Vicente Huidobro y Dámaso Alonso, así como sus creencias y posturas políticas de marcado carácter republicano hacen que los temas que acomete sean siempre de ámbito humano, ya sea social, político, cultural o filosófico, incidiendo también en los mitos y las costumbres ancestrales de pueblos olvidados.
Su estilo tiende hacia una poesía libre y vanguardista que explora ciencias como la astronomía, la antropología o la psicología empleando un léxico técnico y preciso. La simbiosis que establece entre Letras y Ciencias lo hacen un poeta original y transgresor que indaga caminos poco transitados en la poesía.
Juan Emilio Ríos Vera
Afrontando el aguacero
Mientras haya falsa solidaridad
para lavar sus conciencias
y la gente sin trabajo
asfixiada por caros uniformes.
Mientras critiquen la corrupción de los de arriba
y no vean la suya propia
todos pierden su camino
por muy recto que sea.
Mientras la escuela se cae a pedazos
o se hace jirones la sociedad
y cada maestro es un muro de contención
que se agrieta.
Mientras te apalean
por luchar en causas perdidas
y se mofan de la Marea Verde
pintando y arrancando carteles
pero no consiguen extirpar tus ideales.
Mientras cada supersticioso en la escuela
es como un cobarde
en la batalla infundiendo temor y pánico.
Mientras exista la sonrisa de una niña
o el tierno abrazo de un niño
y ya se rompen las cadenas.
Mientras tienes el apoyo sincero
de un sólo compañero
en este extraño río,
entonces te das cuenta
de que no estaban rotas todas las banderas
y el puño se alza otra vez al cielo afable
osado como el viento
y canta libre el dulce mirlo
sobre una rama dorada.
Mientras el sol templa los corazones
heridos en la amanecida
levantad esa luz en el camino mojado
y que no se hunda en un pozo sin agua.
El poeta
El sonido primigenio se hizo fuego,
tierra,
agua,
aire,
átomo,
célula,
carne líquida en el Universo deshabitado.
Las almas oscilan en la espina dorsal
y guardan el metal de las campanas
las vibraciones del cosmos.
Las estrellas se acercaron
como antorchas a los corazones lejanos
y grandes cataratas hablaron sobre lagos sosegados y dormidos.
Si el alma del poeta no vibra
los poemas caerán estancados
cada noche sin estrellas.
Cada noche es un verso
cada metáfora será parida
como un bosque por la tierra de mayo.
Cada aurora será un presagio
cada crepúsculo una esperanza.
Nada fue sin el poeta,
nada salvo la rosa de los filósofos
o los pétalos deshojados
o los cuentos de las constelaciones
o los mitos del inconsciente de Jung
o los seres primordiales de Lovecraft.
Nada fue salvo el poeta
o el héroe cantado por Homero.
Nada fue salvo Heráclito y Parménides
y quizás Pitágoras.
Nada salvo Huidobro y Neruda
o las estrellas en el infinito
o las curvas de Einstein.
Las palabras ya no sirven al poeta
necesita otros lenguajes
que no estén atorados, nuevos presagios, nuevas estrellas,
nuevos mitos, un sexto sentido.
El poeta necesita nuevos mundos
en los que poder fingir,
cada poeta es un pequeño dios
o un barco a la deriva
con una sirena danzando.
Volverá el poeta a las trincheras
o al exilio en lejanas tierras hermanas.
Las antorchas huelen a semillas doradas.
El poeta se olvidó de los números,
las matrices y las ecuaciones.
Se olvidó de arar la tierra.
Sin la palabra cotidiana el poeta puede fluir
con los ritmos de la vida
o descalzarse ante el cosmos.
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