Cat Stevens - Yusuf Islam

Cat Stevens, como Yusuf Islam

Puedes discutir con un filósofo, pero no puedes discutir con una canción

 

Cat Stevens murió ahogado en 1977, en una playa de Malibú. Se lo llevó una ola. Al no poder salir a la superficie, le ofreció a Dios su vida a cambio de vivirla. Cuando un golpe de mar lo devolvió a la playa, se llamaba Yusuf Islam. Abandonó la música y entregó su segunda vida a Alá.
Se casó y tuvo cuatro hijas y un hijo. Un día, su hijo trajo a casa una guitarra. Cuando se quedó solo, Yusuf Islam pasó sus dedos por las cuerdas, y de nuevo sintió la llamada de Alá. Y de nuevo se mostró dócil. “En nuestro mundo de hoy sólo se muestran los radicales. Puedes discutir con un filósofo, pero no puedes discutir con una canción”. En 2006, Yusuf grabó por fin un álbum con nuevas canciones, “An other cup”, arrancando su tercera vida. Al final de esta entrada, para aquellos que nunca lo conocieron, incluimos su último concierto filmado antes de abandonar la música.

Durante los años setenta era imposible no oír a Cat Stevens. Su música parecía salir de cada ventana. Había nacido en Inglaterra hijo de un griego y una sueca. Trabajando de adolescente en un restaurante, subía a los tejados del soho londinense y se sentaba junto a las chimeneas. Escapaba del mundo de abajo. “¿Qué habrá detrás de este mundo? ¿Detrás del cielo?”, se preguntaba.
Un día dejó el trabajo y se escondió en su casa con un montón de libros, su guitarra y un espejo. Lo que descubrió en el espejo cambió su generación.

Cat Stevens

Cat Stevens en momentos de gloria en todo el mundo.

El rey del mundo
A comienzo de la década de los setenta compuso algunas de las canciones y grabó algunos de los álbumes que definirían toda la década. En el año 1972 llegó a grabar dos álbumes seguidos, “Mona Bon Jakon” y “Teaser and the Firecat”, dos obras maestras. Le siguieron otras más, como “Tea for the Tillerman” o el sorprendente “Foreigner”, cuyo título era el de la única canción que ocupaba toda la segunda cara del disco.
En sus letras estaba todo lo que vivía y todo lo que hacía. Todo lo que se preguntaba. La generación hippie comenzaba su declive, y sus canciones sintonizaron de inmediato con la juventud desorientada del mundo. Después de cada concierto la policía lo tenía que rescatar de sus admiradores. Vendió más de cien millones de discos. Se convirtió en el músico más importante del sello island records, con el que grabó toda su obra.
Agobiado por su éxito, multimillonario, huyendo de los impuestos, se exilió en Río de Janeiro en 1973 (“Miles from nowhere”), donde vivió durante seis años componiendo canciones. Sólo abandonaba Brasil para grabar en el estudio obras maestras.

Teaser and the Firecat

Dibujo de Cat Stevens, publicado, junto con otros, en su álbum «Teaser and the Firecat«

El rey del cielo
En uno de esos viajes a punto estuvo de ahogarse y nosotros a punto de perderlo para siempre. Un año antes, su hermano le había regalado un Corán. No pudo dejar de leerlo. “Todo lo que decía en mis canciones eran sombras. Allí había luz”.
Cuando llevaba un par de años leyendo el Corán, se acercó a una mezquita y quedó impresionado por su atmósfera. Alguien le preguntó allí mismo: “¿Tú qué eres?”, y respondió: “Soy un musulmán”.
El veintidós de Noviembre de 1979, en el estadio de Wembley, frente a cien mil personas, cantó su última canción sobre un escenario, “Father & Son”. Al terminar la canción se dirigió al público: “Sólo tenemos una vida y hemos de aprovecharla lo mejor que podamos. Deseo que todos los que estáis aquí aprovechéis la vuestra. In salá”, y abandonó el escenario para siempre. Estaba en el cenit de su carrera. Tenía el mundo a sus pies.

Cat Stevens, live

El mundo a sus pies, aún hoy, en su vuelta.

El humilde súbdito
Veintiocho años tardó en volver. “La música era mi religión. No iba a fiestas, no tenía vida social. Vivía exclusivamente para el arte. Pero al final descubres que no puedes guiar tu vida por las canciones. Hay cosas que te afectan y no puedes escribirlas ni exorcizarlas cantando”.
La historia del profeta José (Yusuf) le fascinó. “Mi padre fue el primero que me aceptó y me llamó Yusuf”. Se casó con una musulmana y tuvo cinco hijos. Descubrió su nueva pasión: la educación de los niños, y se involucró en programas de educación en todo el mundo a través de su fundación Small Kindness.
Cuando los conflictos religiosos llegaron a Europa, se implicó en acciones humanitarias para paliar el dolor de los musulmanes bosnios represaliados en la guerra con Serbia. Alguien le dijo entonces: “Haz algo, Yusuf”. Contestó: “Lo estoy haciendo”, y le respondieron: “No. Usa tu voz”. Y miró entonces el dolor que había a su alrededor. “Cuando estás mal, necesitas algo que te anime, algo en qué apoyarte”. Compuso y grabó una canción sin música, solo con su voz, para recoger fondos para los musulmanes damnificados en todo el mundo.

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El regreso
Estudió y habló con eruditos islamistas sobre la relación de la música con el Islam. “Descubrí que probablemente fueron los musulmanes quienes introdujeron la guitarra, a través de España, en Europa. Eso me tranquilizó”.
Entonces, un día, su hijo trajo a casa una guitarra. “Esperé a que todos se hubieran ido y la casa se quedara sola. Acaricié las cuerdas de la guitarra. Me sorprendí. Todavía notaba el tacto de las cuerdas en los dedos como una sensación familiar. Me salían las posturas, y las notas brotaban solas. Noté que Alá me llamaba de nuevo y que me pedía otra vez ser dócil a su llamada”.
En 2004 viajó a Estados Unidos para visitar a su amiga Dolly Parton, pero la CIA le detuvo en el aeropuerto. El Ministro de Exteriores británico, Jack Straw, protestó, y se creó un conflicto diplomático. No pudo entrar en el país. De vuelta a Inglaterra, dos semanas después, Gorvachov le entregó el premio al Hombre de Paz Europeo ante diez ex-Nóbel de la Paz.
En 2006 cantó por segunda primera vez en directo ante una multitud de autoridades y el Rey de Jordania en la ceremonia de entrega del Premio Nóbel a Muhammad Yunus. Los asistentes se pusieron en pie enfervorecidos y entonaron con él y con su grupo “Peace train”, en medio del delirio general. El Gato había vuelto.

Cat Stevens

La vuelta.

An other cup
Yusuf Islam presentó en 2006, en España, su nuevo cedé, «An other cup«, con trece canciones nuevas y dos versiones. Desde entonces ha grabado otro álbum más, «Roadsinger«, con el que recorrió el mundo en varios tours. Su voz suena como siempre. El ligero tono ascético y espiritual no desentona con su música anterior tan conocida, cuando, como un alquimista a la inversa, convertía sus canciones de oro en plomo y las fundía en la memoria de millones de oyentes en todo el mundo. Mantiene su incomprensible talento intacto. Ha compuesto para el escenario un musical, «Moonshadow«, y acaba de lanzar su último nuevo álbum, «Tell ‘Em I’m Gone«, en el que vuelve al Blues americano y al Rythm and Blues.
Quienes vivieron la primera vida de Cat Stevens deberían salir corriendo y comprar su nueva obra antes de que desaparezca. Antes de que grabe su próxima colección de canciones, más suelto todavía y, si Alá lo quiere, triunfe de nuevo en el mundo. Pero eso será ya en su cuarta vida.

CONCIERTO

Para aquellos que no lo hayan conocido, incluimos aquí un extracto de uno de sus últimos conciertos, filmado antes de retirarse de la escena mundial y dedicar su vida a Alá. Tal vez así, los que lo descubran ahora, puedan hacerse una idea de su calidad, de sus gigantescas canciones y de su autenticidad sobre el escenario.

 

Fotografías: Las no acreditadas, han sido obtenidas de la productora del propio Yusuf Islam.

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