Cualquier melómano que encuentres en el teatro, el conservatorio o sepa Dios dónde, te podrá dar un lista infinita de compositores, ya sean del periodo clásico, romántico e incluso los más atrevidos alguno de alguna corriente contemporánea como Iannis Xenakis. Quizás, si ese día es luna llena, se ilumine su memoria y te cite a Jerry Goldsmith o Dany Elfmann en el terreno del cine. Pero, ¿compositores para música de videojuegos? ¿En qué profunda madriguera inundada de cables sobreviven?
¿Qué sería de una película sin música?¿Qué hubiese sido de la escena de la ducha de Psicosis sin ese “chin chin chin”? Todos coincidimos en que la música en cine es uno de los grandes pilares para construir un gran producto. Como ya imaginan, en el videojuego no iba a ser diferente. Narra historias, personajes y situaciones que necesitan de una carga emocional que atrape a nuestro jugador y lo sumerja en esta nueva realidad mientras juega en el sofá de su casa y las horas pasan como minutos. Por ello, la música es un compañero inseparable de la industria del videojuego.
De los 8 bits al despiporre orquestal
El primer videojuego de la historia, el “Pong”, reproducía un simple sonido. En los años 70, hablar de banda sonora era una temeridad. Los sistemas del momento a 8 bits solo permitían reproducir ciertos sonidos al comienzo, entre fases o al final del juego.
En 1977, la Atari 2600 solo puede reproducir dos tonos simultáneos, cual La 440Hz del afinador que duerme en el cajón. Pasamos a los años 80 con la salida al mercado de la videoconsola NES, que implementa ya 6 canales y síntesis de sonido capaz de emular algún instrumento de hojalata. Con la NES las productoras comienzan a ver cómo la musicalización del juego gana importancia y junto a ella, los compositores. Super Mario Bros fue la primera banda sonora de la mano de Koji Kondo, uno de los mayores compositores para bandas sonoras de videojuegos. La música de Super Mario Bros quedó en el imaginario musical de los aficionados y no tan aficionados al videojuego (sí, ahora quizás la están cantando).
Para 1994, el formato de audio del CD estaba plenamente establecido en el mercado. Sony aprovechará este hito en la historia del audio, para lanzar su PlayStation. A partir de esta consola la industria musical se revoluciona en este medio y se comienza a contratar compositores de manera habitual. Sin duda un importante punto de inflexión.
Del estudio a la consola
A día de hoy podemos hablar de infinidad de producciones para videojuegos que se han grabado con orquesta y ni pensar en el MIDI de los 90. Como es popularmente conocido, la industria en Japón es de las más potentes en este medio y es por ello un referente. Mitsuda lideró las ventas de CD’s con sus bandas sonoras para videojuegos. No podemos olvidar al español Óscar Araujo, que cosecha el Premio a la mejor Banda Sonora 2010 para videojuego de IFMCA y ostenta el récord guinness en la grabación orquestal más numerosa, contando con cerca de 257 músicos. Esta grabación fue realizada para el juego: Castlevania: Lord of Shadow 2.
La industria musical de los videojuegos se expande. Las bandas sonoras se editan y venden en CD’s convirtiéndose en productos de consumo fuera de la videoconsola. Además, se han comenzado a programar en concierto haciendo que el formato clásico de concierto se renueve y adquiera un valor añadido de reclamo para el público. Tanto la música para videojuego como para cine salen de su medio para convertirse en géneros musicales independientes capaces de entrar con fuerza en los teatros sustituyendo a nuestros amados compositores clásicos.
Compositor sin pentagramas
La labor del compositor para este medio ha tenido que pasar muchos estadíos. Como ya hemos comentado, se comienza a trabajar en 8 bits. Componer en 8 bits en la vida actual es como correr una carrera de F1 en un patinete. Las herramientas de composición estaban increíblemente limitadas partiendo desde la instrumentación y el control de dinámicas. Por ello estas composiciones se basaban en simples melodías con algún refuerzo o contrapunto. El compositor era el propio programador que se peleaba con su código de programación para que sonara cierto sonidito casi de cualquier manera.
Componer en 8 bits hoy en día es como correr una carrera de F1 en un patinete.
La composición actual afortunadamente no tiene estos grandes obstáculos y a día de hoy puede competir con la música para cine. Si bien es cierto que el proceso de composición para medios audiovisuales tiene diferencias con el formato de concierto, entre cine y videojuego también las podemos encontrar.
El compositor para medios audiovisuales hace tiempo que olvidó, por su bien, vivir como aquél artista aislado, aquél artista bohemio con la idea de que solo él podía componer su obra. Salvo excepciones como el gran Enrio Morricone, los compositores de estos medios han aprendido a formar equipo, a trabajar codo con codo luchando con unas entregas velocísimas. La inmediatez de la sociedad actual, la sobrecomunicación impersonal, también se refleja en estos menesteres. El trabajo en esta industria se hace estresante, con un ritmo muy elevado y con unas horas de sueño muy reducidas. En plazos que pueden ser de una semana, un equipo debe hacerse cargo de la banda sonora de una película, lo que conlleva varias etapas como son la composición, orquestación, creación de demos para que el director te pueda decir que no suena del todo “azul”, edición de partituras, grabación (encuentrar a una orquesta afinada y puntual), mezcla y masterización, entre otras que se escaparán.
En el terreno de los videojuegos, tenemos ocasiones en las que este tiempo es mayor. En cambio tenemos que tener en cuenta otras labores diferentes al cine, como es la implementación de la música en el entorno de programación o el importantísimo diseño sonoro, si no, trate de explicarle a un jugador de shooter que todas sus pistolitas suenan igual y que no puede localizar de forma sonora los disparos del enemigo o incluso sus pasos. Se debe crear una música que funcione en un tiempo que determina un jugador y no como ocurre en cine. Por eso la labor del compositor para estos medios no se hace tarea fácil, ahora necesitamos un equipo que sepa rendir de forma profesional en todos estos ámbitos.
Hasta el día de hoy, la industria musical del videojuego ha presenciado fuertes cambios que han revolucionado el medio. ¿Qué nos depararan los próximos años? Estamos en un momento en el que la tecnología avanza día a día, la industria musical está en proceso de cambio. Sin duda alguna vamos a ver pronto sistemas más sofisticados de audio como pretende ser Dolby Atmos en cine, y que llegarán a nuestras casas creando una realidad perfecta e incluso peligrosa que conseguirá que el juego se convierta en la vida del jugador por un par de horas. El camino de los compositores también converge hacia el camino de la tecnología e ingeniería de sonido, tanto en herramientas como en instrumentos de nueva generación. Viene un futuro cargado continuamente de nuevos aprendizajes. Renovarse o morir.
NOTA: Puedes escuchar más temas pertenecientes a la misma banda sonora compuesta para el videojuego: Castlevania, Lords of the shadows, en la pestaña de menú «música clásica», a la que pertenece esta entrada.
COMENTARIOS RECIENTES