Esta misma mañana, hace apenas un rato, la directora de nuestra sección de fotografía, África García Villén, con su juventud a cuestas, ha recibido el Premio «Igualdad 2015», que otorga la Diputación de Córdoba a aquellas mujeres con especial significación en la consecución de la igualdad real de la mujer en la sociedad. Le ha sido otorgado por el conjunto de su obra y la proyección futura de los valores que encarna.
Según el jurado, se la reconoce públicamente «por el conjunto de su obra, en la que plasma la belleza y la fuerza de las mujeres, representándolas en diferentes situaciones, mostrando significados trascendentales que hacen pensar al espectador, y reforzando el papel de la mujer en el mundo del arte».
Pero nosotros vamos a contar nuestra historia:
Paseábamos un día del año pasado por la calle cuando vimos un pequeño cartel anunciando la exposición de una fotógrafa cordobesa joven, que no conocíamos, y como andábamos con tiempo nos fuimos a verla. Allí descubrimos imágenes como esta:
O como esta:
O como esta otra:
Ninguna de las imágenes son instantáneas sino voluntarias, pensadas con antelación, actuadas la mayoría de las veces por ella misma, iluminadas, tomadas con la cámara y tratadas digitalmente para ilustrar una emoción y una realidad. Y en las tres imágenes, como en casi todas las de África, los personajes son mujeres. Aquella a quien el mundo se le cae encima en soledad, es mujer. Aquella que se lanza al tren es mujer. Aquella que sufre la mayor y más cruel de las humillaciones, la autocensura, es mujer. Pero África no se recrea en la desazón o la desesperanza. El salto al tren es inesperado, el borrado de la propia mirada enmudece al espectador no con la fuerza de la realidad sino con la del arte. Sus fotografías son ilustrativas y sorprendentes pero se limitan a exponer una realidad emocional. África no sugiere lecturas, se mantiene callada detrás de sus fotografías dejando que sean interpretadas y permitiendo que el espectador piense si lo que ve es real o imaginario. Ella, en silencio, alerta sobre lo que sucede en el interior de la mujer. Consigue que la mujer se reconozca íntimamente y los hombres nos demos cuenta, de mujer a mujer, de lo que pasa delante de nuestros ojos y no vemos porque no miramos.
Ni que decir tiene que de inmediato la llamamos y le ofrecimos la dirección de nuestra sección de fotografía sin conocerla. Y ante nuestra sorpresa, asumiendo todos los riesgos, aceptó. Aún no estábamos en la red.
Su trabajo creativo, razón por la que ha sido reconocida, pertenece al de una joven generación de fotógrafos que adolecen de exceso de técnica y falta de sorpresa. Y sin embargo ella está ahí, dotando de significado a sus fotografías, inmersa en su generación y rodeada de colegas a los que selecciona para publicar en nuestra Torre. Elige, una veces por una razón, otras por otra, a los mejores. Y descarta a quienes se ofrecen y ella considera que aún no están aportando significados nuevos a sus fotografías. Y los anima a seguir, y a continuar fotografiando y volvernos a enviar trabajos más elaborados y con un sello personal. Sin darse cuenta, en su rechazo de obra forja fotógrafos nuevos.
ÁFRICA
Sus ojos negros son profundos y a menudo insondables, como los de toda mujer viva. No sabemos qué calmas o qué fuegos borbotean en su interior, pero su mirada es sencilla y franca, directa, con una complicidad y una cercanía que te atrapa nada más mirarla. Toma riesgos, eso lo sabemos nosotros muy bien, porque sabe que el mundo es de los que se mueven y se equivocan, y por eso de manera natural e inevitable acierta casi siempre.
Como el continente del que toma su nombre, África está preñada de futuro. Cuenta con una riqueza interior inagotable, talento natural, una capacidad de trabajo sin límite y una ilusión que ilumina todo lo que pasa por sus manos y por sus lentes. Dirige a sus modelos como dirige su sección en La Torre, con mano de seda pero firme, y colabora en otras tantas aventuras digitales con soltura y naturalidad, siempre con una sonrisa en la cara.
Sin quererlo, África pasea en Occidente, en el lujo de fotografiar en Occidente, con su actitud y su ejemplo, tal vez incrustadas en su nombre, la lucha y la esperanza de miles de mujeres que en el mundo aún se encuentran sojuzgadas y sin posibilidad de dar lo mejor de sí a sí mismas y a quienes les rodean.
Por su talento, imaginación y capacidad de concreción y sugerencia muda, ella es en sí misma un continente, virgen porque solo tiene camino por delante. Desde aquí queremos hacer pública nuestra admiración por su trabajo creativo y por la tarea de divulgación y crítica que ejerce en La Torre, y darle nuestra más sincera enhorabuena a ella y a su familia por el reconocimiento.
Enhorabuena África por tu talento, capacidad de trabajo y creatividad. Sigue así.
Hacen muchas-os profesionales así
Hacen falta muchos-as profesionales así