Carmen Sánchez Melgar

Carmen Sánchez Melgar

 
 

POÉTICA

 

A veces escribo para aligerar el peso que me cuelga en los pensamientos, o para espantar las nieblas del alma. Otras, para no olvidar los días que hacen vida… y la mayoría, porque juntar letras es más cómodo que decir palabras que nadie recordará. En todos los casos, esta práctica hace que me sienta feliz, aunque al día siguiente dude de la necesidad que tuve de hacerlo. Me invento historias, personajes y lugares a los que a menudo no sé insuflar vida, pero que andan ambulantes en el bosque de mi pelo. Me cultivo como puedo, quizá con el abono que me encuentro en los caminos. Y me gano el sustento, pesando palabras escritas en una balanza y poniéndolas en bandejas de contenerización azules y amarillas. En medio de ese trajín, han salido versos que se convirtieron en poemas y han dado lugar a cuatro libros y a la participación en más de veinte antologías. Pero aún sigo sin tener muy claro por qué escribo…

Carmen Sánchez Melgar.

Carmen Sánchez Melgar

Carmen.

 

 

 

 

DESDE MI VENTANA

Abrí un cajón y encontré
una colección de sueños barata,
dibujos de ilusiones en blanco
y lápices sin punta para escribir
algún poema sin amor.

Por la ventana miré
y vi una cascada sin agua,
un arco iris sin colores,
un sol que no tenía luz
y una paloma sin alas.

Miré al cielo y descubrí
que era más alto
de lo que yo imaginaba.

Me asomé a otra ventana
y vi mi horizonte tan cerca
que lo podía coger con las manos.
Sólo me separaba
una cortina de agua.

Me fui a dormir a la cama
y soñé con un campo de lirios
que tenían unas alas
y subían a las nubes
mientras yo los miraba
desde mi ventana.

 

 

CORREDOR DE LA MUERTE
a un hombre que esperaba en el corredor de la muerte en USA

Atormenta sus días
con nubes de guadañas
planeando en su cielo
sin estrellas.
Tiene la vida amortajada
y sus sueños
en manos de verdugos.
La muerte lo liberará. Pero
¿Quién perdonará
a los que mandan matar
con permiso gubernamental…?
Mi vida se imanta
de impotencias.

 

 

ALFILERES
a mi hijo

Hoy le vi
más huérfano que nunca.
En sus ojos había
el color bermellón
de los atardeceres veraniegos.
Las lágrimas bajaban
mansas a fundirse
en su boca
de agua sin orillas,
mientras por mis venas
corrían alfileres
directos al corazón.

 

 

AYER TENÍA FE

Ayer tenía fe
y fui vagabunda
escondida
tras la colina
de un frágil
corazón atormentado,
un cuerpo inquieto
Llorando recuerdos
juzgados
por la voluntad
del cielo,
unos ojos ciegos
mirando
por otras cuencas
por las que solamente veía
cadenas.
Ayer era ayer.

 

Poemas del libro “LA HOJARASCA HUMANA” editorial Niram Art.

 

 

Carmen Sánchez Melgar

Carmen Sánchez Melgar

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