Abdul Hadi Sadoun

ABDUL HADI SADOUN

Bagdad (Irak), 1968. Escritor, hispanista, y editor.

Es autor de una larga lista de libros, tanto en árabe como en castellano, entre ellos: El día lleva traje manchado de rojo (1996), Encuadrar la risa (1998), No es más que viento (2000), Plagios familiares (2002), Escribir en cuneiforme (2006), Pájaro en la boca (2008), Siempre todavía (2010) y Memorias de un perro iraquí (2012).

Ha publicado tres Antologías de poesía iraquí moderna en lengua española: La Maldición de Gilgamesh (2003), A las orillas del Tigris (2005) y Otros mesopotámicos raros (2009).

Ha traducido al árabe, entre otros, a J.L.Borges, Adolfo Bécquer, Antonio Machado, Octavio Paz, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Juan Ramón Jiménez, F.G.Lorca, José Hierro, Javier Marías y Enrique Vila-Matas.

Su poesía como su narrativa ha sido traducida al alemán, francés, inglés, italiano, persa, turco, kurdo, castellano, catalán y gallego. Entre otros, ha recibido la Beca de teatro Otras Voces (Madrid 2008) y el Premio Antonio Machado de creación literaria, 2009, por su poemario Siempre todavía.

POÉTICA

Apuntes de reflexión sobre vida y letras

Me considero hijo de todas las culturas, estoy detrás de la literatura seria, literatura de peso en el contenido y en el tiempo. No hay que olvidar que mis primeras influencias son de mi zona, el oriente, con todos sus tesos legendarios desde los primeros textos religiosos, las epopeyas literarias como Gilgamesh, libros interminables – según Borges – como Las mil y una noches, la poesía árabe clásica desde la etapa preislámica hasta los siglos medievales. La rica cultura islámica (dentro letras persas, indias y turcas, etc.). Pero no paro aquí, me considero heredero de Cervantes, Siglo de oro español, letras inglesas – francesas – norteamericanas y sobre todo la literatura rusa del siglo XIX. No excluyo ningún movimiento que me añade algo y me atrapa como lector y escritor como el realismo mágico en Latinoamérica y todas las tendencias modernas de nuestro tiempo. Como he dicho soy un lector degustador, y mi mundo sin el libro es un paso ligero en el mundo, así que no me canso de decir que estoy detrás de las grandes obras, y no importa su origen, por eso leo el Don Quijote al mismo nivel de Las mil y una noches, Borges como Tagore, Pushkin como Jubran Khalil Jubran, o Machado como Assayab.

Personalmente aprecio a la vida y sus diversas manifestaciones. La inspiración está en la vigilancia y en la creación, y no en la espera del milagro celestial y sobre todo en el trabajo diario para completar bien los puntos del círculo de la vida. Siempre defiendo la palabra, y que el único compromiso del autor, para mí, es con su texto. Quiero pensar que la palabra tiene esta fuerza mágica de cambiar el mundo o por lo menos participar y ser cómplice en los cambios positivos del mundo. No estoy del todo seguro del papel de la poesía… pero tengo fe en que el poeta siempre está presente en el momento decisivo para defender el derecho a una belleza eterna y a un mundo fructífero. Para mí la literatura en general es una salvación de muchos tragos amargos en la vida, y por sí es un bálsamo y un refugio. Pero debo decir que la poesía me decepciona muchas veces al no encontrar la respuesta en ella. ¿Es su culpa de verdad?

Abdul Hadi Sadoun

TAMBIÉN POEMA

Aquí
palabras acosadoras,
aquí
palabras malgastadas
escondidas en el tiempo
arduas,
esparcidas entre un libro y otro
enfocadas entre una página y otra
pero aquí están.

Palabras
enredadas
y relegadas.

No se tocan
no se besan por nada
desfilan en su espacio
nadie se les acerca
o se identifica con ellas.

Yo no puedo huir de ellas,
las menciono todo el día
sin que os deis cuenta,
cofres lóbregos
cisternas al revés.

El secreto de mis desalmadas capas.

Pero están
aquí
y eso hace un poema también.

 

 

EN BLANCO

Solo hay álamos
carcajadas del rio
hierba azulada
…….
…….
Y nieve
……..
……..
Fardos de nieve
que nos hunden en sus hilos.

Hoy 29 de Noviembre,
el Dios de ciudad
desayuna leche en gotas.

Nadie está en las calles,
punto negro a lo lejos
y se borra.

Nadie está,
yo tampoco.

 

 

LA CIUDAD

Y la ciudad ahora
una línea torcida en mis manos
un callejero de desilusiones.

Desde esta puerta salgo a recibir al día
y desde la misma despido los atardeceres
que se empapan en su fiesta de ámbar.

Ante esta piedra
almaceno mi aliento para otra novillada.

Es un día confuso y desacorde
planifica mis destinos en la cesta de la nada.

Aquí mis pasos
estampan sus eternos laberintos.

El atardecer gris
espera,
la fruta que cosecha mi mañana.

Aquí mis nubes se merman,
sombra de tentativas crudas.

Nos une el miedo no el amor querida
por eso nos abrazamos todo el rato.

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