Luis Rodríguez

DESENFRENO NARRATIVO

La literatura avanza gracias a obras como la que nos regala Luis Rodríguez (Cosío, Cantabria, 1958). Se mueve como su Herida. Y evoluciona. Un texto diferente, lleno de significación y sigilo, que evoluciona después de su punto final en la imaginación de sus lectores y, seguro, en la cabeza de su autor. Una novela deslumbrante que se sostiene más como una propuesta estética que en su armazón narrativo. Un universo sincopado y lleno de ausencias. Una batalla indispensable y eficaz contra férreas posiciones acomodadas.

El autor nos presenta un paisaje emocional, visceral en muchos de sus episodios, que sobrepasa con holgura la habitual trascendencia del inicio-nudo-desenlace.

Las letras llevan una vitola que oculta la sustancia, son obra nuestra, nos llenan de orgullo, escribe un Luis Rodríguez lúcido, consciente de que toda su novela es un asombroso ingenio retórico, apartada de adornos y excesivos pormenores, que se introduce en el fundamento expresionista del lenguaje.

Portada La herida se mueve

La Herida se mueve (Tropo Editores, 2015) es una obra de arte detonada, sin mortero que amalgame sus fragmentos, incluso añicos de elucubración íntima, existencial o narrativa, el eco de una vida, la de un hombre que necesita vivir fuera de su piel, o una aproximación al yo que disipa todo lo demás. Porque todo, absolutamente todo, es desenfreno. Como la falta de satisfacción del personaje principal, Genaro, que ya encontramos en su anterior novela, novienvre (Krk, 2013), tan anhelante e inquieto, que todo lo finge, hasta las reflexiones y juicios de las personas que lo rodean. Hay algo de misterio en el texto y en la forma de narrar, ferozmente realista, que nos empuja hacia el terreno de la sospecha. Porque esta novela no es una novela. O sí. No hay trama o sí la hay. La narración se asemeja a un crucigrama con las letras fuera de las casillas.

La idea de batida, de búsqueda, es el mejor pretexto para construir una obra diferente, dura por su concisión, que nace de un extraordinario relato preliminar que, sin embargo, no tiene ninguna relación con la historia que lo sucede, solo el tono, un colorido ilusorio o fantasmagórico que es toda la literatura de un autor discrepante, distinto. Un regalo para lectores exigentes.

Francisco Javier Guerrero.
Escritor.

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