¿Qué es lo que hace que una mujer contemporánea, inmersa en el maremágnum del mundo empresarial, gire su cara al viento y cabalgue hacia su propio destino? Isabel Echevarría nos cuenta cómo pasó de trabajar para terceros a montar su propia empresa y abrir los caminos del equilibrio personal a quienes andan buscándolo, ayudada de sus caballos.
LA LEJANA LÍNEA DEL HORIZONTE
Desde hace siglos y hasta hace bien poco necesitábamos la linterna de la ideología para orientar nuestro camino en la oscuridad, para conducir países, empresas, relaciones o proyectos que implicaran delegar y dejar correr la propia influencia más allá de los límites del control personal. La política, las artes, la filosofía o las relaciones internacionales se amparaban en principios generales inflexibles que guiaban los pasos de aquellos que se implicaban en vastos proyectos de equipo, y que dotaban a la empresa emprendida de un carácter y de un tono común.
De entonces acá, las técnicas del management, los procedimientos aplicados a la gestión se han desarrollado de tal manera que hoy día una persona capaz y formada puede dirigir un país desde un solo despacho; ya no existe la oscuridad. A resultas de este desarrollo, los humanos hemos comenzado a movernos en un entorno sin límites preñado de infinitas posibilidades. Sin embargo, con la línea del horizonte tan engañosamente cerca, a menudo nuestra mirada se llena de vacío. El paisaje tan abierto ha perdido las líneas guía, y muchos hoy naufragamos en la marabunta que se despliega a nuestro paso.
A medio camino entre la psicología y la experiencia obtenida en el desarrollo de estas técnicas, ha surgido el popular coaching, una forma mixta de introspección y análisis objetivo, disponible para todos y que nos permite examinar por un momento nuestro entorno y a nosotros mismos, obtener pequeñas victorias, alcanzar objetivos y motivarnos para recuperar la guía que nos conduce en el único y verdadero camino que se abre a nuestro paso: la senda de la felicidad.
Entrevista a Isabel Echevarría
Para acercarnos con seriedad al mundo del coaching profesional, entrevistamos a Isabel Echevarría, que proviene del mundo de la empresa. Es una persona abierta y dinámica, alejada del batiburrillo que rodea al fenómeno del coaching, donde se mezclan profesionales y charlatanes, para que nos explique en qué consisten estas técnicas y cómo se aplican en la práctica.
Su programa de coaching tiene características ciertamente especiales, pues realiza sus dinámicas asistida por sus caballos, pie a tierra, sin ser montados por quienes reciben las sesiones. Interactuar con los equinos saca a las personas de sus zonas de confort, y de esta forma se crean contextos favorables hacia cambios en su desarrollo personal y profesional, explica Isabel. El caballo es biológicamente un animal presa, por lo que es muy intuitivo y depende de sus sentidos para sobrevivir. De ahí que se relacionen con los humanos percibiendo su lenguaje corporal, coherencia y emociones, por lo que son capaces de identificar las fortalezas y las áreas de mejora.
CURRÍCULO
Vasca y madrileña, ha conducido su vida entre la naturaleza y lo urbano, entre Madrid, Londres y Sotogrande, alerta ante el mundo y la época en la que le ha tocado vivir. Formada como periodista y publicista, ha trabajado en labores de comunicación y escrito artículos de variadísima naturaleza, de componente técnico, humanístico o cultural, en una gran variedad de medios pertenecientes al Grupo Joly, al grupo RBA y al grupo Hachette (El País, Cinco Días, Europa Sur, etc.)
Ha montado a caballo desde pequeña. Su comunicación y empatía con ellos, con los árboles, con la vida que nos rodea en sus más amplias y diversas manifestaciones es innata. Poseedora de una gran intuición, su percepción de la vida natural y de nuestra pertenencia indisociable a ella le ha conducido y le ha proporcionado felicidad durante toda su vida.
Gracias a su preparación y a su facilidad para la comunicación y las relaciones sociales ha sido reclamada en varias empresas. Antes de fundar la suya propia, ocupó el puesto de directora de relaciones institucionales en la Fundación Jose Manuel Entrecanales.
Recientemente se enredó la manta en la cabeza y junto con Mercedes Martínez-Piñeiro y Constanza González ha puesto en marcha el proyecto conjunto de coaching Confiantia, donde imparte programas de coaching con caballos a directivos y equipos, a grupos y a todo aquél que quiera probar cómo los caballos son espejos de nuestras emociones, nuestros aciertos y nuestros errores.
EL COACHING
¿Qué es el coaching?
El coaching es un proceso de aprendizaje, cuanto más experiencial, mejor, que pretende sacar lo mejor de cada persona, tanto a nivel personal como a nivel profesional. Para ello, la herramienta principal son las preguntas. Y lo más importante es que las preguntas sean poderosas.
¿A qué te refieres con preguntas?
Preguntas al hilo de lo que revele el coachee, la persona que recibe el coaching, que es quien fija el objetivo. Generalmente el coaching lo que trata es de mejorar las habilidades o solucionar algún conflicto personal. Está en la persona enfrentarse a ese conflicto y cambiar su manera de ver las cosas. El aprendizaje durante la sesión de coaching puede ser transformacional o adaptativo, es decir, se trata de cómo adaptarse a una situación adversa y que no afecte tanto, o cómo ser capaz de trascenderla, o incluso ir ya al núcleo de la persona y realizar un aprendizaje más transformacional, es decir, que atienda a su esencia.
No es entonces una ciencia como la psicología o la filosofía, sino que son técnicas, meramente.
Sí. Técnicas que dependen de la persona que las realiza. El coach no te va a resolver nada, cada uno tiene que buscar su propia solución. Por eso las preguntas son muy abiertas, cuanto menos directivas mejor, porque de lo que se trata es de que la persona, durante la conversación, que es como dar vueltas alrededor de su problema, cambie su perspectiva, su punto de observación. Al verbalizar, todos tenemos un insight, una especie de introspección que nos ilumina y que nos hace decir, ah, pues esto no se me había ocurrido. Pero es la persona la que tiene que descubrir cómo abordar ese conflicto, o cómo abordar la mejora de una habilidad, que puede ser de comunicación, de liderazgo, de cualquier cosa.
¿Consiste el coaching en técnicas para controlar, manejar o dirigir más la parte emocional que la intelectual?
En realidad el componente emocional va a estar presente siempre. Aunque se trate un tema profesional, detrás va a aparecer el componente emocional, porque en cualquier empresa existe la interactuación, que surge de la comunicación entre personas, y ahí van a salir emociones. Cada uno va a ver cualquier asunto de una manera diferente. Va a haber, no una confrontación, pero sí disparidad y maneras distintas de ver las cosas, y va a saltar la emoción.
Hablas de la empresa. ¿Es ese el entorno ideal en el que funcionan estas técnicas?
La diferencia con otras técnicas, o con otros profesionales, si vas a un psicólogo, por ejemplo, es que ahí ya hay cierta patología, o la persona no se ve capaz de solucionar su conflicto. En cambio, cuando va al coach la persona es perfectamente capaz, y por eso este le va a abordar sabiendo que quien tiene enfrente es competente y no tiene por qué darle ninguna pauta. Yo le puedo acompañar, por ejemplo, y voy a ser responsable de que el proceso de coaching vaya avanzando, de que esta persona, si se ha trazado un objetivo, dé los pasos adecuados para cumplir su plan de acción, pero el compromiso es de ella. Completamente.
¿En qué pasos se traducen esos planes que estableces con cada persona?
Primero en un acuerdo de confidencialidad, y luego en establecer con la persona qué es lo que quiere trabajar. Y en cada sesión esa pregunta se va a actualizar, porque la persona puede ir cambiando. A lo mejor se traza un objetivo en la primera sesión, pero luego se va dando cuenta de que no es eso lo que venía buscando. Esto es primordial. Por eso en cada sesión se decide qué es lo que se quiere abordar. Y a partir de ahí, como te he dicho, se realizan una serie de preguntas muy abiertas y no dirigidas, sin realizar ninguna injerencia y siendo lo más aséptico posible. Como somos seres tridimensionales, con tres componentes, el cuerpo, la emoción y el lenguaje, en cuanto se mueva cualquiera de esos tres componentes se va a mover el otro. Ya solo por verbalizar se van a ir moviendo emociones y se va a producir cierto cambio. Está en la persona que luego lo lleve a cabo.
El coaching bebe de la psicología y de la filosofía.
Bebe de las fuentes de la psicología, de la programación neurolinguística, del management. Lo que hace es aplicar esas herramientas de uno y otro lado y hacer un compendio de técnicas, pero insisto en que hay que diferenciarlo de la terapia, del mentoring, de la formación. Son herramientas que utilizan la pregunta, que es la via para acceder a la persona. Esta se traza un objetivo y se plantea qué tiene que atender para ir de donde está hasta su objetivo, ese sería su trabajo personal.
¿Qué lo diferencia del management, de las técnicas desarrolladas para dirigir?
El management es sobre todo formación, traspaso de experiencias, como el mentoring, y de conocimientos. Aquí no se va a traspasar ni experiencia ni conocimientos. En el coaching se verbaliza. Al verbalizar algo, se fija. Por ejemplo. A quien le cueste organizarse, el coaching que yo le haría sería el de priorizar, y mejorar la gestión de su tiempo. Se comprometería a llevar una rutina y cumplir sus objetivos poco a poco e ir redondeando su agenda. Hay gente que no sabe priorizar, o que son muy dispersos, y en esos casos le acompañas, porque ni siquiera es ayuda, y le haces un seguimiento. En la siguiente sesión se revisa el plan de acción, qué se ha cumplido y qué no.
¿Con qué frecuencia os reunís?
La frecuencia de las sesiones puede ser quincenal, cada veinte días, cada mes. Una persona no debería hacer más de seis u ocho sesiones de coaching, porque de lo que se trata es de volar solo y no necesitar un coach. No te enganchas como en terapias en las que puedes estar años y años, para nada. Lo ideal es soltar al coachee a la sexta u octava sesión y que esa persona cuente ya con las herramientas y las pautas para ser su propio coach.
¿Sirve el coaching en el amor, que tanto nos desconcierta a todos?
Sí, claro. Yo no me dedico al coaching de vínculo, que es como se llama, pero se pueden tratar temas de pareja perfectamente. Estas técnicas son aplicables a cualquier situación en la que haya conflicto, puede ser individual, puede ser de vínculo, puede ser grupal o puede ser de equipo.
EL COACHING CON CABALLOS
Haces coaching con caballos. ¿Cómo se te ocurre? ¿Conocías ejemplos previos?
Curiosamente, la persona que me hizo la entrevista en la escuela de coaching, además de profesora de equitación, también era facilitadora equina, es decir que ya había hecho coaching con caballos con varios equipos. Se había formado en Bélgica con Kathy Pike que es muy conocida en este mundo, y cuando me certifiqué como coach supe que algún día lo haría con los caballos, que siempre me habían gustado y me había dado cuenta de que son muy terapéuticos. Ya Hipócrates hablaba en su día del trote sanador del caballo. En una situación normal, el caballo vive en completo equilibrio y armonía. Sus pulsaciones son algo más bajas que las del ser humano y al interactuar con ellos tienden a sincronizarse. Siempre que yo tenía algún disgusto notaba que salir con mi caballo al campo era mano de santo, como si hubiera ido a un terapeuta. Y también había notado muchas veces que al entrar en la cuadra con algún problema, o alterada o con cierto grado de agresividad, el caballo me daba la espalda. Y al llegar otro día de buen rollo, el caballo me recibía de frente y con buen talante. Es decir, son calibradores de las emociones humanas, su sistema límbico es muy sensible. Al ser un animal presa, es diferente al humano, o a un perro, que somos depredadores. El animal presa depende de sus sentidos y por eso los tiene hiperdesarrollados. Un caballo va a detectar si una persona tiene miedo o si está o no está segura de a dónde quiere llegar, o incluso si una mujer está embarazada. Lo detectan todo.
¿Dónde tenéis los caballos?
Los caballos los probamos primero, para que sean psicológicamente estables y no vayan a dar un disgusto a nadie, pero en realidad puede valer cualquier caballo y en cualquier lugar de España. Ahora mismo tenemos varios probados aquí en Madrid y en el sur de España, alrededor de Sotogrande, en la zona de Cádiz. En equino-terapia, por ejemplo, sí hacen falta caballos especiales, pues al montar a gente, y sobre todo a gente con discapacidades, han de ser caballos muy específicos, pero en el caso del coaching, no. Todas las actividades son pie a tierra, los caballos no se montan.
¿Qué beneficio obtiene quien asiste a una de esas sesiones?
Bueno, al ser una sesión experiencial, al vivirse en directo, cualquier toma de conciencia es profunda, porque la persona se la va a llevar puesta. No son solo palabras. Y recibir el feedback de un caballo no es lo mismo que recibirlo de una persona. Es algo impresionante. Que el caballo coopere con una persona en un ejercicio o que no coopere y se encasquille y no quiera, y la persona repita el ejercicio de otra manera, aplicando otro tipo de presión o mayor o menor firmeza, le va a impactar mucho. Y va a tomar conciencia física propia también, la forma en que se acerca a un caballo, su lenguaje no verbal, todo eso va a salir, el caballo va a espejarle. Las sorpresas son enormes.
¿A quienes se dirigen estas técnicas con caballos?
Lo recomendaría claramente a integrantes de equipos donde la comunicación no fluya, o haya ciertas emociones tóxicas. Haríamos ejercicios específicos para modular las energías entre dos personas, en el caso de que existan problemas entre ellas, y pondríamos a esas dos personas, cada una a un lado, haciendo pasar un caballo por un pasillo e intentando que lo hagan al unísono, que haya sincronización, que la energía de un lado y la del otro estén compensadas. Y ahí se ve enseguida si una persona tira de un lado y la otra retiene desde el otro. Y todo eso se va a extrapolar luego al contexto profesional y laboral.
Veo que la mayor utilidad de todos estos procesos o técnicas se da en el ámbito laboral.
No, verás. Te he puesto el ejemplo de dos personas para modular sus energías. Imagina que son dos directores de la misma empresa, y cada uno está tirando por su lado y la empresa no acaba de ir bien porque no están compaginados. Eso se va a ver. Pero luego además van a saltar emociones, van a salir miedos, y a partir de ahí el miedo va a convertir a una persona en muy controladora mientras que la otra a lo mejor sabe confiar y delegar mejor. Se van a ver los estilos de liderazgo, todo eso va a salir. Van a aprender mucho sobre sí mismos.
¿Entregáis después un informe?
Se da un informe de lo que se ha visto. La persona también se autoevalúa, en una tarjetita en la que anota su grado de confianza en cada ejercicio, su grado de asertividad, lo que quiera trabajar. Luego se hace un informe y al cabo de un mes, al cabo de una sesión de haber interactuado con los caballos se puede pasar a otro cuestionario y ver el impacto que ha tenido, si ha mejorado el clima emocional del equipo, o ha mejorado su gestión, o lo que se haya buscado.
¿Algo que añadir?
Hay bastante intrusismo y choteo con el coaching porque hay gente que hace un curso por internet y se ofrece como coach. Antes de contratar con nadie conviene comprobar que esa persona coach esté certificada en una escuela apropiada y de prestigio. En el tema de los caballos me han llegado a preguntar si hago coaching a los caballos. La gente no puede imaginar que el caballo pueda ser una herramienta y pueda ser el cofacilitador junto con el coach. Entiendo que al principio pueda haber escepticismo. Pero luego, al vivir la experiencia en la pista mucha gente se lleva una impresión que no se esperaba. Y conviene conviene contar los resultados.
¿Hacer una sesión de coach para otros es útil también para ti?
El coach se refresca con otro coach, o se establecen procesos de retroalimentación con otros coaches, además de recibir sesiones uno a uno. Al ser una experiencia desconocida interactuar con los caballos, porque en general la gente desconoce el mundo de los caballos, o no ha tocado un caballo en su vida, y es un animal de quinientos kilos que impone respeto, todo el mundo va de igual a igual, y si alguna persona se pone habitualmente una máscara, en estos casos se la va a dejar en la oficina. Allí con el caballo va a estar desnuda y a la vez va a ser más auténtica, está forzada a sacar la autenticidad que le es propia, para ponerse al nivel del caballo.