Cézanne

El padre de Picasso

Cézanne
El padre de Picasso

Cumple más de cien años en el mundo no tan olvidado de los muertos. Su obra la dejó con nosotros -arriba vemos su estudio-, enquistada en el mundo de la pintura como un virus Fénix que impide que la pintura muera, influenciando y renovando cada vanguardia, sugiriendo un camino más allá de la técnica. Una pincelada que armoniza volúmenes en una zona del lienzo, una abstracción nueva en una esquina del cuadro, una sorpresa en cada nueva mirada. Los personajes de Cézanne son como los de Beckett, despojados de individualidad y emotividad, abstractos pero sujetos a la mirada del hombre. Punto de partida del cubismo, su influencia, como la de Rembrandt, continúa creciendo con el tiempo.

Un creador solitario

Cézanne era un hombre cabizbajo, ensimismado, un luchador incansable en el interior de sí mismo. Su porte rudo, campesino, escondía un corazón sensible y una voluntad de hierro. No creó escuela. No heredó problemas pictóricos, se enfrentó solo a sus propios problemas técnicos. Cuando instaló su estudio en la Provenza Francesa, cada mañana caminaba solo con sus pinceles, sus lienzos y sus colores desde su casa hasta alguna plataforma natural cercana, y disponía sus útiles para atrapar la naturaleza con una mirada que se introducía en el interior de la tierra. Descubría la arquitectura interior de la montaña que tenía delante, de las rocas, la razón última de los volúmenes. Construía las formas usando el color propio de los objetos naturales que componen el mundo. Luego, volvía a su estudio a perfeccionar la composición, a pensar el trazo justo, el ritmo de la pintura, la desnudez de lo que había visto. Sus obras nunca estaban acabadas, de ahí su continua transformación ante cualquier mirada nueva.

 

Influencia

Hablar de Cézanne es hablar del lenguaje del siglo XX. Como Poseidón sacando su brazo de las aguas para adelantar en volandas los barcos de Eneas, Cézanne destiló las formas de la naturaleza y las alargó con su mano hacia el futuro, donde las recogemos hoy y las seguiremos recogiendo mañana. Cézanne determinó la evolución de todas las vanguardias del siglo XX. Influenció a todos los que aún no habían nacido. Poco reconocido en vida, Renoir, Degas, Gaugin, Pisarro, Signac, Maurice Denis o Monet fueron sus rendidos admiradores coetáneos.
Su puesta en valor de la estructura interna de los objetos, traducida en la geometrización de los mismos, fue el punto de partida del cubismo. Braque, creador junto a Picasso del cubismo (aunque Picasso se llevó la fama), estaba fascinado por el modo en que Cézanne utilizaba el volumen, reduciendo las formas a volúmenes básicos. Picasso describía su colaboración con Braque como una cordada a dos, ya que los descubrimientos de uno servían de elementos de superación al otro. Ambos crecían sobre la palma de la mano de Cézanne.

 

Sus pinturas

Cuando Cézanne representaba una escena cotidiana, tendía a idealizarla; cuando atrapaba en el lienzo una escena ideal, tendía a hacerla cotidiana. Muchas de sus pinturas quedaron sin terminar y, a su muerte, estaban en el estudio esperando el trazo que definiría finalmente su imagen. Lo no acabado, lo no terminado, pasaría a formar parte de los rasgos que caracterizaron el siglo XX.
Cézanne pintaba a sus personajes negando cualquier interioridad, eliminando cualquier sentimentalismo. Eliminaba el eventual carácter literario que pudiera poseer el modelo, el objeto, y se concentraba únicamente en los rasgos propios de la visualidad. Argumentaba que todo lo que puede verse, todo lo que se ve, es exterior, y que el interior sólo puede contemplarse cuando salta a la vista. Esta sencilla aproximación cambió la pintura. Se desprendió del impresionismo y pasó de la naturaleza a la estructura. Pero era pintor; construía la forma por medio del color. Sus cuadros, aún terminados, continuaban abiertos, lo que ha ido dando un impulso a cada innovación habida después de su muerte, pues todas las posibilidades ya estaban en su pintura. Klee, Kandinsky, Mark Rothko se confesaron deudores de Cézanne, como muchos que aún están por venir. Cada uno de ellos desarrolló un componente de la pintura de Cézanne, ampliándolo. En su pintura estaban todas las vanguardias.

 

La grandeza de Cézanne

La grandeza de Cézanne no radica en sus obras maestras (Las Grandes Bañistas, los retratos de su mujer, sus naturalezas muertas, el campo alrededor de su estudio), sino en la generalidad de toda su obra. La contemplación de su obra a lo largo de sus cuarenta años como pintor revela su libertad interior a la hora de afrontar la pintura. Al contrario que Gaugin o Van Gogh, no sólo dominó el lienzo sino su propia vida como artista, viviéndola tranquila y pausadamente, a veces luchando contra sí mismo, sufriendo sus problemas pictóricos y personales solo, lo que le permitió crecer y madurar y plasmar una amplísima variedad de temas y técnicas compositivas que aún determinan la pintura actual.

Eduardo Fdez-Martos Machado
Director
donmiguel@latorredemontaigne.com
Eduardo Fdez-Martos Machado

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