En 1874, Louis Leroy calificó despectivamente de impresionista a «Impresión, sol naciente» de Monet: había comenzado el Impresionismo y las llamadas Vanguardias. Y sin embargo, paralelamente a este arte nuevo y rupturista, que huye de lo figurativo o lo distorsiona, se desarrollan otros movimientos de corte más academicista, que proponen una revolución más conceptual que técnica, y que no por ello son de menor calidad. Es el caso del Modernismo y del Simbolismo, que encuentran un representante único en la figura de Néstor Martín Fernández de La Torre, Néstor; un artista global que vuelca su creatividad en las más variadas disciplinas artísticas.
Néstor
Biografía de Néstor Martín-Fernández De La Torre.
Entrevista Director
Entrevista al director del Museo Néstor.
Colección
Obra expuesta de Néstor Martín-Fernández De La Torre.
Nuestra visita
Nuestra visita al museo y galería fotográfica.
Néstor
Una de las características más importantes del Modernismo es precisamente esa: su vocación integradora de aquellos antiguos conceptos de artes mayores y menores en la figura de un creador único, un artista integral. El ejemplo más cercano y conocido es el de Gaudí, arquitecto que además de proyectar edificios cuidaba de todos los aspectos que lo hacían más habitable y hermoso: iluminación, decoración, hasta la funcionalidad y belleza de los muebles. Ese concepto de artista integral encuentra una figura destacada en la rica personalidad artística de Néstor Martín-Fernández de La Torre, nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1887.
Con quince años se traslada a Madrid, donde frecuenta el Círculo de Bellas Artes y la tertulia del Café Levante, liderada por Valle-Inclán y a la que asistían artistas como Julio Romero de Torres y Santiago Rusiñol. En Londres estudia la obra de los prerrafaelitas y el Simbolismo, y en París terminó de forjarse como creador modernista, cultivando la pintura, las artes decorativas, el diseño de vestuario y decorados para teatro, música y danza, siendo por ejemplo el diseñador del decorado para el estreno de El amor brujo, de Falla. En Barcelona pinta La dama blanca (1907), enmarcada en el Simbolismo, movimiento difícil de definir, y que sin embargo a través de la obra de Néstor resulta muy fácil de entender. Su variada y fascinante paleta de colores, la temática onírica y fantasiosa, la exhuberancia de las formas y las composiciones hacen del pintor canario una figura central de este movimiento en España. Néstor transmite en su obra, a pesar de su múltiples influencias y su eclecticismo creativo, una coherencia sólida, un universo artístico que ha hecho su obra inconfundible y eterna, y en el que nos sumergimos nada más entrar en el Museo Néstor.
Entorno del museo
El museo se encuentra en el llamado Pueblo Canario, un proyecto integral de Néstor, en colaboración con su hermano el arquitecto Miguel Martín-Fernández De La Torre, para el aprovechamiento turístico de una zona estratégicamente situada entre el casco antiguo de Vegueta y el Puerto de La Luz y de Las Palmas. Desgraciadamente, del proyecto original sólo llegó a construirse un escaso porcentaje, que incluye también el lujoso Hotel Santa Catalina y el Parque Doramas, hoy en día espacio de uso y disfrute de la población de la ciudad.
Néstor fue el creador del llamado Tipismo, que trata de revalorizar las artes tradicionales canarias, adaptándolas a los nuevos gustos estéticos de la burguesía de las primeras décadas del siglo XX. En un marco aún más amplio, el museo se sitúa en el barrio capitalino de Ciudad Jardín, que es según Daniel Montesdeoca, “una de las colonias urbanas más importantes de España después de la de El Viso, en Madrid, con un cúmulo de obra racionalista hecha casi toda por Miguel que nos pone casi a la altura de la Bauhaus en Berlín”. Daniel nos alerta precisamente del grave deterioro que sufre este conjunto urbano, ya que se están realizando reformas sustanciales que modifican la estructura original de las edificaciones.
Entrevista al director
Tiene suerte el Museo Néstor de que se unan en la figura de Daniel Montesdeoca los perfiles de director, gerente y conservador. Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Salamanca, se hizo luego museógrafo y se especializó en montaje de exposiciones en la Complutense de Madrid. Completó su formación en la Universidad de Saint Andrews, Escocia, y lleva doce años al frente del museo. Nos cuenta Daniel, sonriendo, que su director de máster en Madrid le decía que estuviese preparado para hacer de todo. Pero él ya lo sabía, desde que era niño había visto a los directores arremangados, moviendo obra, entre polvo y lienzos.
Antonio Daniel Montesdeoca García-Sáenz
Director del Museo Néstor
El legado.
El legado lo hace la familia de Martín-Fernández de la Torre en el año 1956 al ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, y fue su salvaguarda la única condición que pusieron sus herederos, que siguen vinculados a él como miembros del Patronato que gestiona el museo.
El Museo.
Néstor nunca vivió en esta casa, pues nació como museo; ni siquiera llegó a verlo construido. Pero se basa en lo que él diseñó, y es por ello que no se puede desvincular de él. Fue su hermano Miguel, junto con toda su familia, con el apoyo del alcalde José Mesa y López, el que lleva a cabo el proyecto en este espacio de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.
Actividades.
Hace doce años que potenciamos la actividad musical en el museo, que ha acabado por convertirse en una pequeña sala. El hall tiene una gran acústica que lo hace el espacio ideal para los conciertos, y contamos con un piano de 1932 que tiene una sonoridad muy histórica. Pero también acogemos presentaciones de libros, exposiciones temporales y hasta desfiles de moda.
Museo con encanto.
El que nos visita respira sosiego, respira tranquilidad, y se siente profundamente unido a lo que está viendo. Esa sensación no se puede tener en un museo “de alto rendimiento”, habría que abstraerse demasiado. En nuestro museo, además del arte, se disfruta del propio espacio y de su ambientación. Se experimenta más lo anecdótico, porque los museos pequeños están llenos de vivencias
La colección
Quizás espere el visitante encontrar en este museo monográfico toda la producción del artista. Y sin embargo, nos cuenta Daniel Montesdeoca que “encerrar la obra de un creador en un museo es matar al artista, en contra de lo que la gente cree. Un artista es quien es por su cotización en los mercados en los que se mueva, por las colecciones privadas en las que esté y por los museos que le alberguen”. No obstante, este museo recoge mucha de la producción de Néstor, que debido a su temprana muerte en 1938, pintó poco. Además del Poema del Atlántico, el museo también recoge el Poema de la Tierra, sus estudios de Tipismo, figurines y diseños de escenografía para teatro y ballet, obra simbolista, retratos, y la colección privada del director, que recoge obras de autores modernistas contemporáneos de Néstor.
TIPISMO
Néstor inicia oficialmente su campaña de Tipismo en 1934, a raíz de la preparación y decoración de una carroza con elementos típicos tradicionales canarios que desfila en Madrid con muchísimo éxito. Su reinterpretación de las tradiciones canarias no estuvo exenta de polémica: los puristas no le comprendieron, los sectores más liberales la consideraron una exentricidad burguesa, los conservadores casi un exceso pagano. Sin embargo, su huella en la sociedad canaria fue profunda, hasta el punto de que su entierro fue un acontecimiento multitudinario como pocos se recuerdan, y hoy en día es uno de las personalidades culturales de referencia en el Archipiélago.
A veces se tiene muy poco en cuenta el valor artístico del Tipismo en Néstor, y si observamos con detenimiento las Visiones de Gran Canaria (1928-1934) encontramos elementos muy interesantes. Los volúmenes deformados, las composiciones casi encaramadas unas sobre otras, guardando equilibrio, los colores planos… consiguen una expresividad diferente, un cambio de concepción que sitúa al artista más cerca de movimientos como el Expresionismo y el Cubismo. En cuanto a la temática, Néstor abandona lo simbólico para centrarse en lo cotidiano de la vida local, eso sí, idealizando lo diario en paisajes y situaciones oníricas.
VISIONES DE GRAN CANARIA
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ALBERGUE CRUZ DE TEJEDA
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TIPISMO
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POEMA DEL ATLÁNTICO
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POEMA DE LA TIERRA
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Este conjunto de obras, realizadas entre los años 1913 y 1924, constituyen sin duda la obra más emblemática de Néstor y la joya de la corona del museo. Los ocho cuadros se exhiben en una sala circular que casi parece un templo consagrado al artista. Y “exhibir” es el verbo más exacto, ya que somos testigos de una desbordante explosión de colores puros, del movimiento sensual de unos cuerpos viriles y poderosos. Pero sobre todo, vemos el mar. Casi se podría decir que lo olemos, y la espuma que bordea los óleos parece salpicarnos el rostro y dejarnos la piel perfumada de salitre. En palabras de Daniel Montesdeoca, “es casi musical, y evoca vívidamente en la memoria a Debussy”.
Con cuatro representaciones para las horas del día: Amanecer, Mediodía, Tarde y Noche; y otras cuatro para los estados del mar: Bajamar, Borrasca, Mar en Reposo y Pleamar; el Poema del Atlántico constituye una representación casi alegórica, cargada de elementos esotéricos y filosóficos, es la síntesis perfecta entre el bagage modernista y el carácter simbolista que hacen de Néstor un artista único e inigualable.
El Poema del Atlántico es sólo una parte de un ambicioso proyecto que la prematura muerte del pintor le impidió terminar, el Poema de los Elementales, que, además del mar, incluía representaciones alegóricas de La Tierra, El Aire y El Fuego. Néstor dejó bocetos de los Poemas del Aire y del Fuego, y algo más avanzado el Poema de La Tierra, conjunto que inició en 1934 y que encontramos reunido en una de las salas más notables del museo, en distintos estadios de ejecución, desde meros bocetos a obras acabadas. De nuevo a través de los momentos del día (Orto, Mediodía, Vespero y Noche), y también a través de las estaciones del año (Primavera, Verano, Otoño e Invierno), Néstor realiza un delicado estudio sobre la flora canaria, a modo de homenaje a su tierra. Si la voluptuosidad ya resultaba llamativa en el Poema del Atlántico, en este caso las carnaciones en tonos terrosos, el escorzo casi acrobático de las figuras, y la potente carga sensual de los cuerpos musculosos, amorosamente entrelazados, suponen una fuerte alusión simbólica a la fertilidad de La Tierra, así como a la simbiosis entre naturaleza y hombre.
LA HERMANA DE LAS ROSAS
“Elogio de una hermandad divina entre la egregia rosa de carne, y la rosa-rosa, veía la encarnación de un hermosísimo símbolo: me dejaba llevar, embriagado, hacia un mundo de rosas bajo un cielo de rosas, por un sueño de rosas y luz”
Con estas palabras describe el poeta Francisco Sitjá La Hermana de las Rosas, la que quizás es la obra más modernista del periodo de Néstor en Barcelona. Una obra que aúna los elementos principales de la obra de Néstor, que supone un retrato perfecto de su rico lenguaje. Las delicadas líneas curvas, la calidez de los rojos y los púrpuras, y la temática floral, tan de moda a través del revalorizado arte japonés, nos sitúan de manera muy evidente en el Modernismo; la asociación con uno de los pintores más importantes del periodo, Gustav Klimt, es automática. Del mismo modo, esta dama de cabellos rojos nos recuerda a los retratos que Dante Gabriel Rosetti hizo de Jane Burden; una representación idealizada del “eterno femenino”. La influencia de la Pre-Raphaelite Brotherhood se deja notar hasta en el nombre de la obra.
Pero por otro lado, esta mujer misteriosa, de expresión enigmática, es una llamada al Simbolismo. Una mujer-rosa que representa al amor más carnal y ardiente; la rosa como símbolo de la pasión, ponen de manifiesto elementos que Néstor utilizará posteriormente en su etapa más plenamente simbolista.
La semilla de Néstor en otros creadores
NÉSTOR Y LA POESÍA DE TOMÁS MORALES
En los poemas de Tomás Morales (1884-1921) leemos con suma precisión, como si de una traducción literal se tratara, el mar de Néstor. Uno de los representantes más destacados del Modernismo literario en España y amigo incondicional de Néstor, a quien conoció en su etapa estudiantil en el Colegio San Agustín, el poeta de Moya cuenta con una bella casa-museo en su villa natal, estrechamente vinculada al Museo Néstor. Como si la amistad profunda que existió entre los dos artistas continuara después de la muerte, como si la obra de ambos continuara dialogando a pesar del tiempo.
Las rosas de Hércules es a Tomás Morales lo que El Poema de los Elementales fue a Néstor: un proyecto vital y artístico que la muerte no les permitió concluir. Basado también en La Tierra, El Aire, El Fuego y El Mar como ejes primordiales, Tomás Morales es el traductor perfecto de ese mar luminoso y vibrante de Néstor, recuperando el pasado mitológico de las Islas en un lenguaje preciosista, vehemente e imaginativo.
Tal y como habló Néstor del Atlántico, que hable ahora Tomás en sus versos:
El mar: el gran amigo de mis sueños, el fuerte
titán de hombros cerúleos e inenarrable encanto:
en esta hora, la hora más noble de mi suerte,
vuelve a henchir mis pulmones y a enardecer mi canto…
El alma en carne viva va hacia ti, mar augusto,
¡Atlántico sonoro! Con ánimo robusto,
quiere hoy mi voz de nuevo solemnizar tu brío.
Sedme, Musas, propicias al logro de mi empeño:
¡mar azul de mi Patria, mar de Ensueño,
mar de mi Infancia y de mi Juventud… mar Mío!
(Las Rosas de Hércules. Canto I, Oda al Atlántico)
FALCÓN SANABRIA
Y EL POEMA CORAL DEL ATLÁNTICO
"Mediodía" - Poema Coral Del Atlántico
La obra de Néstor está grabada de manera indeleble en los ojos y en los corazones de todos los grancanarios. Su particular mirada sobre la naturaleza isleña, y su traslación simbólica a un lenguaje pictórico propio e irrepetible, ha servido de inspiración a muchos artistas canarios de diferentes generaciones.
Uno de sus más bellos y recordados ejemplos es el del recientemente fallecido Juan José Falcón Sanabria (1936-2015), un compositor que como Néstor se inspira en la naturaleza canaria para crear unas sonoridades poderosamente descriptivas. Sin embargo, no encontramos en Falcón Sanabria un Tipismo como el de Néstor; su música profundiza de manera más física, casi expresionista, creando auténticas estructuras sonoras basadas en el paisaje y la naturaleza que desde siempre le cautivaron.
Entre los años 1969 y 1971, Falcón Sanabria escribe El poema coral del Atlántico, inspirado en la obra de Néstor y con textos de Orlando Hernández. Estrenada en 1973 por la Coral Polifónica que él mismo había fundado, fue interpretada ese mismo año por el Coro de Cámara de la Radio Televisión de Finlandia en Helsinki, en la que supuso su primera incursión internacional. En sus cuatro números, El amanecer, El mediodía, La tarde y La noche, Falcón Sanabria combina las sonoridades impresionistas, tan asociadas al mar a través de la música de Debussy, con elementos atonales y recursos más vanguardistas. En cualquier caso, la única pretensión de la obra falconiana siempre fue la belleza, más allá del uso de recursos compositivos concretos, y en ese sentido, la comunión con la obra de Néstor es armónica, casi perfecta.
Néstor fuera del museo
El Museo Néstor es, por deseo expreso del autor, el garante de su obra más relevante. Un espacio íntimo y recogido para el disfrute sensorial de su poderoso universo creativo. Sin embargo, su obra se pasea por colecciones privadas y museos importantes de todo el mundo. Por ejemplo, nos contaba su director, Daniel Montesdeoca, que desde hace poco tiempo se puede contemplar una de sus obras en el MNAC en Barcelona. Una obra que se encontraba oculta en el ingente fondo del museo y que por fortuna ya se encuentra en una de las salas del centro catalán.
Sin embargo, gran parte de la obra de Néstor que no está en su museo se encuentra en colecciones privadas, y por ello, las exposiciones temporales suponen una oportunidad única para ver lo que solo unos pocos pueden disfrutar. Tal es el caso de Néstor, la fuerza y el reposo, que desde el pasado 30 de octubre exhibe en la Fundación Cristino de Vera – Espacio Cultural CajaCanarias en San Cristóbal de La Laguna (Tenerife), casi una veintena de pinturas y dibujos de artista, algunos de ellos procedentes de colecciones privadas, como la espectacular Maja (1930, Colección LAREINUAM, s.l). Otros, como el caso de dos Visiones de Gran Canaria, y los bocetos del Poema de la Tierra, han viajado desde el Museo Néstor con motivo de este homenaje al artista, a través de sus géneros más preciados: el retrato, la mitología y el casticismo.
Otra prueba más de que la exultante vitalidad de los cuerpos, paisajes y colores del artista grancanario sigue latiendo en el pensamiento y la imaginación de aquellos que se acercan a mirarse en sus ojos.
La obra de Néstor inspira múltiples formas de expresión. Paseo de Las Canteras. Las Palmas de Gran Canaria.
Nuestra visita.
Tal y como nos lo describe su director, el Museo Néstor es un espacio de paz y sosiego. Una invitación a la serena contemplación ya no de la obra del artista, sino de su variado universo creativo. Los ojos de los retratos nos miran afables, la naturaleza se vuelve tangible en unas salas cuyos colores, a veces intensos, a veces dulces, adecuan el espacio a la mirada. Recorrer este pequeño gran museo supone realmente un viaje a otra época, a una verdadera Edad de Plata de las artes españolas que se asoma en cada rincón del edificio. Una visita obligada para aquellos que quieran ya no sólo entender la enorme influencia de los hermanos Martín Fernández de la Torre en la geografía de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, sino el Modernismo y el Simbolismo a nivel europeo a través de la creación de, en nuestra opinión, uno de sus más brillantes representantes.
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