Acuarelas sentidas
Es tradicional y recurrente que la luz, el paisaje y el medio geográfico donde trascurre la vida de una persona marque y defina en cierta medida la trayectoria y devenir de sus habitantes.
El levante español ilustra perfectamente la apreciación anterior, pues son numerosísimos los artistas que desde mucho tiempo atrás han visto influida su obra –a veces inconscientemente- de la luminosidad, el contraste y la brillantez de la luz que baña estas prodigiosas tierras del este español.
En Salvador Rodriguez-Bronchú Orts se aprecian tales aseveraciones al observar su paleta de color: amarillos diversos y brillantes, rojos fuertes y saturados, rosas, turquesas o los violetas que inundan sus sombras huyendo de tonos más terrosos y apagados.
Como el mismo nos dice, es un artista que en cierta medida sufre la pintura, pues es tanta la motivación, pasión y el deseo de crear a partir de la realidad algo más íntimo y dotado de un hálito cromático misterioso y personal, que lleva al autor a sintetizar en pocas pinceladas su creación, lo cual le supone un esfuerzo para huir del detalle accesorio y de todo aquello que sea intranscendente en sus acuarelas.
Sus preferencias temáticas están marcadas por la temática rural y sobre todo por los motivos donde el agua tiene un papel protagonista como son los lagos, ríos, estanques o la propia albufera valenciana. Estilísticamente es un acuarelista de corte clásico con una técnica ágil y depurada presentándonos unas obras muy armónicas y rebosantes de sinceridad y maestría tanto en la síntesis cromática como en su perfección técnica.
La concentración profunda del acuarelista durante los instantes de creación y la destreza que despliega Salvador en el momento de reflejarlo en su papel, nos hace ser conscientes de la dificultad del medio, pero también de lo agradecida que es la acuarela cuando es tratada por un maestro.
Antonio Luis Cosano
Autobiografía
Nací en Godella (Valencia), pueblo donde hay una especial afición a la pintura. Soy hijo y nieto de pintores, por lo que puedo decir que he crecido entre pinceles y si algo sé, lo he aprendido «en casa» y en las Escuelas de Artes y Oficios de Burjasot y de Valencia.
Con la rebeldía del adolescente, no quise desarrollar la misma técnica que mis antecesores y me refugié en la acuarela. Lo que empezó como una huída, con el tiempo se ha convertido en un vicio que no puedo abandonar. La acuarela me atrae y me domina, hace que en la más humilde obra encuentre esos efectos que el agua crea casi siempre por casualidad.
No he tenido nunca la pintura como trabajo, el cual ha estado ligado al dibujo y al diseño comercial pero sí puedo decir que la acuarela ha sido mi segunda profesión.
Con el tiempo he ido cambiando mi concepto de la acuarela. Ahora mi preocupación es lograr una obra que los acuarelistas llamamos «fresca» es decir no insistida, a la primera, evitando en lo posible el excesivo número de capas que se superponen y acaban agrisando la obra. Me gusta que, a través del color, «respire» el blanco del papel.
Muchos pintores dicen que se relajan pintando. No es mi caso. Cuando termino estoy cansado mentalmente, pues he tenido que encontrar con rapidez soluciones y llevarlas a la práctica en el momento oportuno, controlando la humedad del papel.
Generalmente pinto del natural con papel Arches de 300 gramos y los formatos grandes en el estudio. La naturaleza me sirve como escusa para tener un motivo, luego quito y pongo lo que más me interesa en cada momento.
Así soy.
Mi Paleta
Amarillo de cadmio claro
Amarillo de Nápoles
Amarillo de cadmio oscuro
Rojo permanente claro
Carmín de alizarina
Rosa dorada
Violeta permanente
Azul cobalto
Azul ultramar
Turquesa de cobalto
Gris frio
Negro marfil
Pardo Vandyke
Rojo indio
Verde esmeralda
Sombra natural
Papel Arches de 300 Gramos
Acuarelas.
Diecinueve muestras.