Sergio Echeverría

Martín Echeverría

NOTAS BIOGRÁFICAS

Nacido en Mendoza, Argentina.

Es poeta, Licenciado en Comunicación Social, y gestor cultural. Su producción literaria está focalizada en la poesía, con incursiones narrativas.

Es autor además de letras de canciones que se inscriben en el género de la música popular contemporánea, algunas de las cuales han sido musicalizadas y/o grabadas por diversos músicos argentinos.

Ha desplegado su poesía en publicaciones literarias, antologías y tres libros propios, así como en diversos escenarios del país a través de más de 90 recitales poético-musicales.

Sus temáticas exploran la revelación de lo poético en lo cotidiano, la tensión entre lo telúrico y cósmico que atraviesa al hombre. También la mujer, la justicia social, el amor y el desamor ocupan un lugar central en su producción.


Ridículum Vitae

Martín Echeverría

Hombre del Sur.
Incómodo del presente.
Devoto de las mujeres que enrojecen.
Peronista de la boca para afuera.
Ateo de las academias.
Con causas pendientes en el tribunal de la haiga.
Vegetariano redimido por cualquier el asador.
Argentino a pesar de todo.
Inconsolable hincha de Boca.
Poeta decidor.
Sobreviviente.

Compadre suyo.

 

Agosto

Agosto quiere decir que aún no
pero pronto

Es esa diminuta flor celeste que
les crece a las cosas por dentro mientras
más oscuras parecen por fuera

No es setiembre, no
con su querella del verde reclamando
su lugar frente a todo lo viejo

Agosto es agonía esperanzada
la ilusión expuesta como una herida abierta
la respiración contenida ante la llegada inminente
del aire nuevo

Sienten en el aire cuando llega agosto
los ciegos y los presos de todo tipo

La sangre estira los hilos del fondo del viento y
galopa dormida la sangre
por las pampas de agosto

y a las niñas les florece la mujer en la mirada

y todos los árboles sueñan con ser viajeros

y todos los viajeros sueñan con volver a casa

Dame la mano ahora
en las ondas cerrazones del agosto
y conjuremos las sombras
y procuremos lo tibio
y descifremos lo eterno

Dame la mano y caminemos este agosto
que el día no es hoy
pero pronto

 

 

 

Tiene la sombra verde
unos hombros de aguacero
si profeso la religión de mirarla
un relente de vidas pasadas
me puebla
puedo ver sus pies
merodeando
bajo la puerta de mi voz
ahí
el reloj amenaza al tiempo
que trastabilla
pero nada
en la calle ha llovido sin aviso
levanto la mesa
dos platos vencidos
y la soda “Sinatra e hijos”
tendida una música absurda
sobre la cama
la acecho
dormir es otra batalla perdida
estar despierto
mi peor quimera

 

 

 

El llamado

Miro atrás
en la espesura del tiempo

desando esta herencia en la niebla

las lunas y lunas perdidas me trago
pero sólo me alcanzan
para seguir errante en la sed
Me parte la boca la sal de la ausencia
y respiran
de blancos enigmas cubiertos
los muebles de la casa
su pena

Pálidos así
luminiscentes y extraños
mecidos por el viento marino
todo un bosque de extranjeros
con estos mismos ojos de pez lejano
pañuelos en alto
valijas en mano
desde la espalda turquesa del día
me llaman

Asoman confieso
sus picos amarillos
por los cuencos de los ojos
mis miedos

pero aún así
mordido de espanto
los brazos enancho hacia esos nos-otros
aquellos de entonces
que aún llevo
en el pecho enredados

Y por fin alcanza carnadura en el abrazo
el llamado

Y por fin desteje
de esta soledad de patria
la hiedra
su hielo.

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